El viejo se plantó delante de la mujer. Al principio ella no lo reconoció.
-Señora, ¿me recuerda? Soy el detective que investigó la desaparición de su marido hace 30 años. Sé que usted lo asesinó. Nunca encontramos el cadáver, nunca pudimos probar nada, pero sé que usted lo hizo. No se preocupe, el crimen prescribió. Es... sólo curiosidad.
La mujer contempló al anciano, desdeñosa y altiva.
-Sí, lo hice. Yo lo maté. Aquella Navidad...
-¿Cómo se deshizo del cadáver? Vigilamos su casa, la registramos exhaustivamente...
-Sí, lo sé. Sus hombres fueron muy concienzudos. ¿Ha leído usted un relato sobre una carta que se oculta a los más meticulosos registros dejándola prácticamente a la vista?
-Sí, lo he leído. Pero...
La mujer lo interrumpió.
-Yo hice lo mismo... y salió bien. En efecto, sus hombres registraron la casa hasta el último rincón. Pero ni el más avispado de sus detectives sospechó de aquel muñeco de Papá Noel colgando del balcón...
No es por nada ... pero por si acaso ... no pienso dejar a mujer que lea este relato
ResponderEliminarYo siempre dando buenas ideas, jejeje. Gracias por leerlo, Don. Un abrazo.
ResponderEliminarHoy empiezo a hacer régimen... esta barriga fondona y cervecera puede hacer caer el la tetación a mas de uno/a... Ets genial tiuuuu
ResponderEliminarServand
Me gusta este relato , pero es diferente en algo, supongo que estás cambiando ...,tu estilo sigue sorprendiendo hasta el final. Muy bueno¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGracias, muchas gracias. Supongo que es porque vuelvo a ir al cole a mis años... Sí, estoy intentando cambiar un poco mi estilo, ser más conciso, aunque cuesta, ya sabes, la cabra tira al monte. Muchísimas gracias, un beso.
ResponderEliminarMuy buen relato Hank. Texto bien cosido e historia negra llena de ingenio.
ResponderEliminarAbrazo.
Muchísimas gracias, Francisco. Me alegra mucho que te haya gustado. Un saludo.
ResponderEliminarHankiano en estado puro. En su momento me provocó una sonrisa. Que dura. Y perdura...Como la sintonía de una conocida marca de pilas.
ResponderEliminarUn abrazo Hank
Uff, buenísimo el relato. Si veo algún Papá Noel más grande de lo habitual en un balcón empezaré a sospechar...
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos. Sospecha, sospecha, que yo creo que algún desaparecido está amojamándose durante toda la Navidad mientras la policia lo busca, jajaja. Un saludo.
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