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8 de octubre de 2015
Marea.
La silla traqueteaba por la pasarela de madera que llevaba a la playa. Cuando las ruedas cayeron en la franja de gruesa arena, Pedro escuchó los jadeos de Ana mientras intentaba hacer avanzar la silla. Entonces, bruscamente, el mar se acercó más y más. Supo que otra persona ayudaba a Ana. Dejaron la silla justo al borde del agua. Pedro miraba las olas que comenzaban a lamer las ruedas. Musitó un breve "adiós" y miró al horizonte. El sol se ocultaba. Cerró los ojos y escuchó el rumor de la marea.
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