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12 de septiembre de 2012
Revelaciones Marianas
A Julián se le apareció la Virgen una mañana, en la cocina de su pequeño piso, con el habitual despliegue lumínico y sonoro de las apariciones marianas. Le dio un mensaje de paz y amor para toda la Humanidad y le dictó el número que iba a obtener el primer premio de la lotería de Navidad. Pero Julián era ateo y un apóstata irredento. La religión católica siempre le pareció una sarta de mentiras. Se ahorcó horas antes del sorteo, con los números todavía anotados a bolígrafo en su antebrazo.
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Bueno, los billetes son al portador. Y qué mejor forma de portarlos, ¿no?
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