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29 de febrero de 2012
Cinco ratoncitos
Encontró al primer ratoncito el día en que entró a vivir en su casa del campo. Preso de la compasión ecológica, lo atrapó y, con una caricia amorosa, lo soltó entre el césped. Al segundo ratoncito lo soltó sin demasiadas contemplaciones. Arrojó al tercero por la ventana abierta, aunque había un par de metros hasta el suelo. Largó de un fuerte puntapié al cuarto. Puso trampas y atrapó al quinto. Cogió tenazas, unas tijeras podadoras y se tomó su tiempo para torturarlo lenta, sádicamente...
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Ja, ja, ja...Más allá de la corteza de racionalidad y educación, aparece el
ResponderEliminaryo profundo : el animal refinado que es el hombre. Bien escrito y gtambién profundo Hank. Un abrazo
Muchas gracias por leerlo y por tu amable comentario. Sí, la intención era hacer una especie de parábola o metáfora, creo que es uno de mis "micros" más simbólicos, jajaja, a pesar del sadismo final. Gracias de nuevo, un saludo.
ResponderEliminarEstupendo, Hank. Aquí veo dos lecturas, una es "la paciencia tiene un límite"; otra es la "inconsistencia de algunas convicciones", cuando funcionan con cierto cinismo "mientras a mí no me afecte". La verdad es que se dice mucho en un texto tan pequeño. Bravo!!.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que has clavado el comentario, Luis. A veces uno tiene una especie de idea abstracta que le lleva a escribir un micro, aún sin saber cómo explicar exactamente lo que pretende decir. Tú lo has hecho. Creo que tus dos lecturas son válidas, aunque me atrevería a decir que más la segunda que la primera. En efecto, todos somos muy buenos y muy "guays" (si se me permite tan infantil expresión) hasta que algo nos afecta. Entonces es cuando, voilà, surge la intransigencia, el egoísmo y la animadversión hacia "lo distinto". Tú también has dicho mucho en tu comentario. Un abrazo, y gracias.
ResponderEliminaraixxx que asco los ratones...bueno,me he sentido protagonista,solo que empezaría como hago con los periodicos,por la última página y asi hacía atras.Felicidades
ResponderEliminarMaria Rios
Jejeje, los dioses me han castigado, este verano he tenido una plaga de roedores en mi terraza. ¡Menos mal que no escribí sobre toros de lidia! Gracias por tu comentario.
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