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16 de noviembre de 2008

TECNO-PELMAZOS


Está ahí. En la cafetería de la empresa. Sentado con mis compañeros habituales del cafelito previo al currelo. Esperando pacientemente una nueva víctima, mientras sorbe su cortadito y le da caladas a un cigarrillo. Miro aterrado a mi alrededor, intentando disimular, mientras el vaso de mi café comienza a temblar en su platito. No tengo escapatoria. No puedo hacerles ese feo a mis amigos, y ni siquiera el hecho de sentarme en otro sitio me garantiza la escapatoria. No es el único, hay más, acechando en todas las mesas, o sea que intento armarme de paciencia y me siento, le endilgo al personal los cuatro tópicos de rigor, y observo como el tecno-coñazo desenfunda entre risotadas su móvil de ultimísima generación (conseguido gracias a su autoproclamada facilidad para amenazar a las compañías con irse a la competencia) y comienza a buscar como un loco por los menús. "¡Espera, espera, que te vas a descojonar!" Y uno espera, aferrando su vaso de café mientras los nudillos se le ponen blancos. ¿Qué será esta vez? ¿El ingeniosísimo doblaje de Franco? ¿Las vomitivas imágenes de la autopsia rusa? ¿Las lesbianas coprófagas? ¿La voluntariosa actriz porno engullendo descomunales miembros viriles con estoica resignación? Cualquier cosa, hermano. Cualquier cosa que el cenutrio de turno encuentre divertida y digna de compartir con el resto de la humanidad. Y no le digas que ya lo has visto, porque no parará, y además, luego, te dirá: "Éste seguro que no lo has visto, mira, colega, qué fuerte" Y así, el ratillo de agradable conversación que uno pensaba echar con sus compañeros, hablando de los viejos y entrañables temas, el fútbol, lo cabrones que son los jefes, lo chivato y arrastrado que es Martínez, y el legendario debate sobre si las perolas de la cocinera son operadas o no, deviene en largos minutos de pesadilla, visionando vídeos de espantosa calidad en el móvil del graciosillo. Vídeos que van de lo grotesco a lo repulsivo, ejecuciones celebradas con risotadas, accidentes de coche, señoras con tetas enormes, y todo coronado con la estocada final: "Espera, que te lo paso con el blutú". Y a uno no le queda otro remedio que acabar de sorber su café mientras suena la sirena del cambio de turno, trasladándose durante breves segundos a un mundo paralelo, en el que no es delito alojar violentamente móviles de última generación en los rectos de los tecno-pelmazos.

2 comentarios:

  1. De esas amigas tengo yo a más de una.Salir a cenar y de fondo el wats...
    ¿ Públicas?.

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  2. Sí, están por todas partes. Uno ha acabado sucumbiendo a la fiebre de los móviles, pero todavía no he caído en lo de los vídeos, intentaré resistir hasta el final. Muchas gracias por leer el articulillo.

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