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24 de febrero de 2008

La Bodega, de Noah Gordon


Bien, voy a ahorrar a los hipotéticos visitantes del blog las excusas por la tardanza en escribir, que la verdad es que ya huelen bastante. Quisiera comentar mis impresiones sobre "La Bodega", último libraco del escritor de superventas Noah Gordon, del cual hasta ahora no había tenido el placer de leer nada, más que nada por el aspecto intimidatorio que me ofrecían sus tochazos literarios. Tenía ganas de leer "La Bodega". Ambientado en Catalunya, y más concretamente en la zona donde vivo, vamos, que el imaginario pueblo de Santa Eulàlia podría ser el mío, y con una trama relacionada con el mundo del vinacho, pues la verdad es que tenía todos los números para que me gustara. y sí, me ha gustado, aunque tampoco ha sido como para salir a la terraza en pelotas a tirar cohetes. El libro me lo he ventilado en cinco días, es entretenido, y emociona cuando habla del vino, de las viñas, de las cepas, de los trabajos relacionados con la elaboración de nuestra sangre mediterránea, pero la cosa pierde fuerza cuando nos centramos en la historia y en los protagonistas. Personajes planos, con muy poco desarrollo, una trama en la que nunca sucede nada, personajes que parece que van a ser importantes y desaparecen sin más, y un final tipo "...y fueron felices y comieron perdices". ¿El argumento? Bueno, es la historia de un tal Josep Alvarez que se ve obligado a huir de España por un confuso atentado contra el general Prim dentro del marco de las Guerras Carlistas. El hombre huye a Francia y, trabajando en los viñedos de sun simpático gabacho, aprende a elaborar vino. Vuelve a su pueblo tras conocer la muerte de su padre, le compra el viñedo a su hermano mayor, y se dedica a elaborar un tintorro más bebible que el calducho con el que se castigan los habitantes de Santa Eulàlia. A partir de ahí, pues lo que decía antes, quien no sea aficionado al vino (dicen que tiene que haber de todo en esta vida) pues asistirá a un despliegue de las pequeñas peripecias cotidianas de nuestro héroe en busca del tintorro perdido. Lástima, creo que la cosa podría haber dado para más, pero 250.000 ejemplares vendidos parecen desmentir esta humilde crítica. De todas maneras, como de bien nacidos es ser agradecidos, quisiera agradecerle al señor Gordon su esfuerzo por hacer una novela digna sobre Catalunya y el vino, con todos sus defectos, pero que parece honrada y honesta. Por lo menos a él le ha servido para hincharse a vender libros y para pegarse unas incursiones "de investigación" por nuestras mejores bodegas y catando nuestros caldos, jejeje, no sabes tú ná, Noah...



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