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4 de septiembre de 2006

H6 Diario de un Asesino



Bueno, bueno, bueno, mi querida chavalada, aquí está de nuevo, una vez concluido el trajín veraniego, vuestro amigo Andrés para iluminaros sobre todo lo que es inútil e innecesario en esta vida, esto es, cine, literatura, música y demás tonterías que, es obvio decirlo, no os harán propietarios de un suntuoso deportivo descapotable ni merecedores de las excitantes caricias de un supermegaputón verbenero de altos vuelos o de un hercúleo Adonis de rocosa musculatura y no menos rocoso miembro viril. En fin, amigos, es lo que hay, toda una vida dedicado a la tontería y a las chuminadas que me han hecho acreedor de una fantabulosa hipoteca a perpetuidad y de un no menos fantabuloso empleo en una acreditada cadena de supermercados de 10 de la noche a 6 de la mañana, ahí es nada, amigos. En fin, al tema. He tenido el (dudoso) placer de visionar esta tarde la controvertida película H6. Diario de Un asesino, del acreditado director Martín Garrido Barón. Pareceres de todos los colores en Internet, desde los (más) que concluyen que la peli es un soberano pestiño y un derroche de medios al servicio de la ineptitud más desalentadora, hasta los fans que la aclaman como una nueva visión del cine español, peli de culto y bla bla bla. Hombre, si quereis que os diga la verdad, a un servidor la peli no le ha parecido ni mierdosa hasta el vómito, ni para salir en pelotas al balcón a lanzar cohetes y proclamar al director como el nuevo Tarantino. Vamos con el argumento. Un caballerete con pinta de señorito andaluz de toda la vida, cuyo consumo de brillantina ya se llevó por delante la mitad del presupuesto de la peli, se carga a su novia en una riduculilla escena de celos en la primera escena del flim, así, por las buenas. Tenemos que suponer que el hombre sale del trullo a los sopotocientos años y, mire usté por donde, hereda una pensión de putas que regentaba una tía suya a la que apenas conocía. El hombre decide instalarse en la pensión, se casa con una enfermera a la que conoció (se supone) por medio de una agencia matrimonial (que tiene huevos presentarle a una señorita con ganas de casarse a un notas entalegado por cepillarse a la novia, y perdonad estra frase neoramoncinesca que me ha salido) y en la pensión se dedica alegremente a atraer a meretrices urbanas y algún que otro pelaje para atarlas a una mesa y cepillárselas en los dos sentidos (o sea, primero unas sesiones de cutre mete y saca con los pantalones puestos, todo esto aderezado con curiosos desvaríos acerca del bien y del mal por parte del engominado protagonista, para proceder a trocear convenientemente a las desventuradas putillas con el socorrido método de la sierra mecánica). Todo esto se supone que debe generar bastante mal rollo, porque además el director busca una atmósfera malsana con la pensión guarrilla de marras, la frialdad del asesino, y bla bla bla. Hombre, pues la verdad es que el tema ya se ha tratado anteriormente, y no pasaría nada si se aportara algo nuevo o la película estuviera mínimamente bien hecha, pero la verdad es que no resiste la comparación con la desazonante obra maestra de John McNaughton, "Henry, retrato de un asesino", y no porque sea americana, viborillas, que ya os estoy oyendo, sino porque, amiguetes, a pesar de algunas virtudes que un servidor es el primero en reconocer, "H6" cae fulminada por un guión inconsistente e inverosímil, unas interpretaciones como para correr al elenco de ¿actores? a boinazos hasta Sebastopol y una trama deslavazada que desemboca en un final abracadabresco y menos creíble que Martina Navratilova en un espectáculo de boys. Caso aparte merece la página web oficial de la película, cuya visita os recomiendo encarecidamente. Pulsad aquí, chavalotes, de nada, un placer. A ver, uno no espera que en su propia página oficial se den caña, pero tienen un blog cuyos comentarios parecen escritos por los colegas del director, la verdad es que es un brillante ejercicio de autobombo como no veíamos desde las sonrojantes notas de contraportada de los singles de los años 60. Siguiendo con la película, parece ser que encima el director se ha mosqueado de la ostia con los productores (les ha llamado borrachos y malos folladores) por una mutilación de 40 minutos en el metraje de la peli. La verdad, no sé si hubiera aguantado 40 minutos más, y encima parece ser que la parte mutilada iba de entrevistas a psicólogos de la cárcel, policías, etc, vamos, como en "Toma el dinero y corre" de Woody Allen, pero en serio. Por cierto, hablando de "homenajes", el polvo acelerado con fondo de música clásica me parece un plagio descarado de la legendaria escena del polvete de nuestro amigo y buen vecino Alex en la magistral "La Naranja Mecánica". Y luego tenemos a los actores, con unos brillantísimos currículums que, como en el caso del protagonista Fernando Acaso (declino la evidente oportunidad de hacer un chiste con tan glorioso apellido) incluyen colaboraciones en programas de María Teresa Campos y una estelar aparición en el reality-show "La Granja". Vamos, ni Jack Lemmon. También tenemos a la sobreactuada y "sufrida" esposa del protagonista, déjala correr (bueno, mejor déjala correrse, porque la colega se pasa media película follando, qué máquina). El resto de los "actores", entre los que se incluye el mismísimo padre del director, han dejado la impronta de su buen hacer interpretativo en obra maestras como "Perros callejeros", "Mensaka", musicales como "Hoy no me puedo levantar", series de indiscutible calidad artística como "Los Serrano", y otras hierbas. En fin, os dejo con una serie de dudas sobre la película que, no es que me hayan atenazado, pero sí me hacen plantearme una duda: ¿Tan malo es repasar un guión después de escribirlo?. Ahí van:



  • En pleno siglo XXI, ¿la única salida de una señora de 35 años para irse de casa de sus padres es casándose con un asesino recién salido de la cárcel? Más aún cuando la citada señora da una imagen de "dura" en la peli, cepillándose a uno de los doctores del hospital (que, por cierto, por lo poco que se le ve, hay que tener ganas) y demostrando un carácter fuerte que no cuadra con la solución del matrimonio.
  • Por muy grande que sea la pensión, y aunque la mujer del prota (que es enfermera) trabaje de noche y duerma de día, ¿puede tener uno una habitación con una prostituta atada de pies y manos a una mesa, gritando como una descosida ante la poco halagüeña perspectiva de acabar repartida en varias bolsas de plástico, sin coscarse del tema? ¿Es la enfermera sorda, o tonta del culo?
  • ¿Por qué las motivaciones del protagonista van desde las vagamente religiosas (purificación, expiación y bla bla bla) del principio a una frialdad premeditada que no cuadra demasiado con el presunto zumbe inicial?
  • ¿Se puede matar a un macarra navajero simplemente empujándolo por una escalera durante varios pisos? Vale que al final el colega esté hecho carbón, pero si a uno le tiran por una escalera y solamente se hace pupita en la rodilla como el citado macarra, lo menos que puede hacer es tirar de sirla antes de que el otro siga pateándole alegremente. Menudo macarra más malo.
  • ¿Puede un asesino frío y calculador, que ha contemplado todas los posibles riesgos, soltar con alegría y desenfado a una de sus víctimas porque esta lleva el bolso lleno de estampitas religiosas y se manifiesta creyente, máxime cuando el simpático asesino se acaba de cepillar al novio (sí, el de las escaleras). Evidentemente, ella se va tan contenta y no dice nada. Cosas que pasan.

En fin, resumiendo, tampoco es para destrozar la peli, apunta cosillas, pero para psycho-killers españoles un servidor se sigue quedando con el gran "Justino, un asesino de la tercera edad". ¡A Benidorm, Sansoncito, a Benidorm! Saludos a todos, chavalada, prometo que la próxima peli española no la destrozaré (tendré que hacer la crítica de alguna peli de Fernando Esteso y Andrés Pajares). Un saludo y a supervitaminarse y supermineralizarse.



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