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16 de julio de 2006

Inmersión Letal



Ayer, sábado 15, tocó inmersión en Tossa. La legendaria e hipertransitada bañera, como siempre. Aquello ya parece una concentración de buceadores, y la salida vestido de torero entre las piernas de los bañistas no deja de sorprenderme por lo surrealista. Luego, doscientos mil litros de cerveza y comida en la pizzería justo al lado de "Andreas Diving", un establecimiento que merece una visita solamente por ver lo pirado que está el propietario, un italiano loco que igual se pone a imitar a los loros, que le atiza en beso en toda la calva al compañero calvo de la mesa (un tipo de casi dos metros, ex-jugador de rugby que se lo tomó con humor, el hombre) o que me trinca sin permiso un cigarrillo farfullando no sé qué sobre lo malo que es fumar en italiano. Un tipo curioso, aunque yo no abusaría de los besos en las calvas. Por cierto, el otro camarero ya pasó a la posteridad con el sobrenombre de "Pantani", si vais algún día sabréis por qué. Y ya metidos en temas acuáticos (nótese la habilidad del empalme de asuntos) pues comentar la ¿película? "Inmersión Letal", que no os quiero acostumbrar demasiado al buen cine, que luego os comprais una pipa y montais una tertulia tipo Garci. Es este ¿film? un desquiciado despropósito cuya única intención parece ser la de mostrar constantemente el precioso pandero de Jessica Alba enfundado en minúsculos bikinis (he de decir, con la mano en el corazón, que el culo de la citada Alba -nada que ver con la duquesa, por supuesto- es, de lejos, la mejor actuación de la película, en este caso decir que la protagonista actúa con el culo es hacerle un favor) secundada por el de una rubiaca que tampoco está mal, y el presunto sex-appeal de los protagonistas masculinos. Y digo presunto porque los dos protas forman un extraño cuadro. El principal, el chico, "el que lleva la película", pues bueno, un tipo macizote, guaperas, que actúa con lo mismo que con lo que consiguió y conseguirá todos sus papeles, esto es, con la punta del nabo. Pero su colega merece caso aparte. Y es que el tipo está mal hecho. Mide como 6 palmos menos que el protagonista, y su cuerpo está, digamos, descompensado. El tipo tiene unas facciones proporcionadas y agradables, pero el cabezón que se gasta es impresionante. Luego es un retaco, tipo Tom Cruise, pero el cabrón del director aquí no se toma la molestia de disimularlo, y el efecto es el de un apolíneo protagonista acompañado por una especie de descarte de los Gigantes y Cabezudos de Motilla del Palancar, lo cual ofrece un efecto harto grotesco. Por lo demás, pues eso, buenas tomas submarinas, una historia demencial sobre piratas y traficantes de farlopa, cuatro ostias, muchos culetes, mohínes y tontería. Otra pasta que un servidor se ha ahorrado. Esto lo hacen en plan videoclip y queda hasta aparante, pero en cine es penoso. Por cierto, buscando un par de fotillos en el trenet para ilustrar esta magna muestra de crítica cinematográfica, en la página en español de PADI hay una fantabulosa oferta para aprender a bucear si compras el DVD de la peli. En fin, contra gustos... Que ustedes disfruten esta selecta bazofia escogida por vuestro buen vecino y seguro servidor, Andrés Moreno

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