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2 de julio de 2011

Vas a pringar...

Jack paseaba con displicencia su elegancia victoriana por el mismísimo Cielo. Hasta a ellos los había engañado. Más de un siglo llevaba allí, disfrutando de los privilegios de los chicos buenos. Sonreía al recordar el maletín, la niebla, el bisturí centelleando a la luz del farol. ¡Qué tiempos! Un golpecito en el hombro lo sacó de sus ensoñaciones. Se giró y miró con horror al hombre, su astrosa gabardina, el puro pestoso.
-¿Puedo hacerle unas preguntas? Mi nombre es Colombo, Teniente Colombo...

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