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31 de enero de 2011

Agonía

El hombre agonizaba en la cama de al lado. Escuché sus lamentos en los momentos de lucidez que la morfina le permitía. Murió al amanecer. Al cabo de un rato, su mujer vino a verme. Me preguntó si su marido había dicho algo. Me miraba anhelante, sus ojos relucían febriles en medio de un mar de arrugas. Le pregunté su nombre. Me lo dijo, su voz temblaba. Me giré hacia la pared, mirando fijamente el lento destilar del gotero.

-No escuché nada...

Seguí mirando el gotero mientras ella se marchaba.

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