El anciano lloraba cuando veía en el televisor a su hijo, subido en la carroza,con su capa carmesí y su corona. Siguiendo la tradición familiar. El último y triunfal eslabón de una tradición secular. Los Gómez Honrrubia siempre habían hecho de Rey Baltasar en la cabalgata. Y ahí estaba su hijo, triunfando en la mismísima capital. Su mujer lo miraba amorosamente, agradeciendo a Dios que las cataratas no dejaran ver a su marido que su hijo iba disfrazado de Reina de Saba en el Día del Orgullo Gay.
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