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17 de noviembre de 2009

Críticas tardías (1): Ágora, de Alejandro Amenábar

Uffff, escribir sobre "Ágora". Menudo papelón. Hipatia de Alejandría, bella filósofa neoplatónica, matemática, astrónoma, asesinada brutalmente en los albores del siglo V por cristianos. Resulta difícil sustraerse a tanto simbolismo, y no dejar que la pena y la indignación supuren por cada palabra que uno escribe sobre Hipatia. Ya escribí sobre ella en el fenecido Soitu, quizás dejándome llevar demasiado por esa pena y esa indignación que mencionaba antes. Supongo que odio tanto el cristianismo y todo lo que representa que no pude resistirme a caer en algunos de los tópicos sobre Hipatia que han llegado hasta la actualidad. Como decía en aquel artículo, son muchos los escritores, pensadores e intelectuales que, hablando de Hipatia, han arrimado el "ascua a su sardina". Racionalistas, feministas, ateos, librepensadores, todos han intentado "ligarse" a la virginal Hipatia para convertirla en mártir de sus propias ideas. Olvidada durante siglos, la Ilustración del siglo XVIII rescata la figura de Hipatia y se apropia de ella como el símbolo más descarnado de la brutalidad que la religión y el fanatismo han ejercido contra el Pensamiento y la Razón. Autores como John Toland Voltaire, el historiador Edward Gibbon, escriben sobre ella. Gibbon la usa para ilustrar su teoría, según la cual el derrumbe del Imperio Romano fue causado por el triunfo de religión cristiana. Y si los ilustrados hacen hincapié en la muerte de Hipatia como el símbolo del fin de la cultura clásica, de la búsqueda del conocimiento, del Helenismo y de la Filosofía ante el imparable advenimiento de inamovibles dogmas católicos que sumirán a Europa en siglos de oscurantismo intelectual, los Románticos del siglo XIX abundan en el trágico lirismo de su horrible muerte. La virginal Hipatia, inalcanzable y etérea Diosa del Conocimiento, paradójicamente majestuosa en su sencillez, que se pasea por Alejandría envuelta en su manto de filósofa, despedazada por una turbamulta de fanáticos malolientes e ignorantes... Demasiada tentación para cualquier escritor romántico que se precie. También el movimiento feminista se ha apropiado del mito de nuestra heroína, cuyo funesto final se convierte en el perfecto ejemplo de cómo la mentalidad que impone el catolicismo niega a la mujer el derecho al conocimiento, a la investigación, a la cultura y al aprendizaje. Resumiendo, que como decía antes todos  (incluido un servidor, que echa espumarajos por la boca cada vez que piensa en la pobre Hipatia asesinada por un hatajo de católicos andrajosos, inducidos por un obispo fanático y enloquecido que además pasará a la historia como San Cirilo) intentan apropiarse del mito de Hipatia para llevarla a su "huerto ideológico".



El problema es que, investigando sobre Hipatia, y buscando información con cierto rigor histórico, uno se encuentra con que no es demasiado lo que en realidad sabemos sobre la filósofa alejandrina. Las fuentes en las que los historiadores se basan para hablarnos de Hipatia son escasas, incompletas, cuando no tendenciosas o inexactas, ya sea por la falta de objetividad de los historiadores de la época o porque los textos originales han llegado a nuestra época con su contenido desvirtuado por copias erróneas o, nuevamente, parciales o arbitrarias. Acabo de leer el ensayo de Maria Dzielska (Ediciones Siruela., Biblioteca de Ensayo 29) y realmente resulta admirable la tarea a la que se enfrenta la autora: separar el grano de la paja, intentar adoptar en todo momento una postura objetiva y equidistante de las múltiples visiones, interesadas o no, que nos han llegado de la filósofa alejandrina, centrándose en las fuentes que ofrecen más alto grado de verosimilitud e intentando montar el complicado puzzle de la vida de Hipatia con los datos sueltos y deslavazados de que disponemos. Tras la lectura del libro podemos hacernos con una visión de conjunto de la situación de Alejandría en los albores del siglo V. Luchas entre judíos y cristianos, entre cristianos y paganos, un pulso tenso y continuo entre el poder de los obispos y el de los prefectos imperiales... Maria Dzielska realiza en este libro un complicado encaje de bolillos para ofrecernos una perspectiva más o menos realista de la vida de Hipatia, rompiendo con varias convenciones universalmente aceptadas (la edad de Hipatia, que podría rondar en torno a los 60 años cuando fue asesinada, su relación con el cristianismo, que no fue ni mucho menos tirante...). En definitiva, un libro altamente recomendable para quien quiera huir (y no es fácil, repito) de las distorsiones interesadas que han deformado la verdadera historia de Hipatia de Alejandria.


Y ahora vamos con nuestro Alejandro y su "Agora", que me voy por los cerros de Úbeda, qué leches. Fue para un servidor un regalo inesperado poder ver la película en un cine (y además un cine a la antigua usanza, enorme, no una de esas minúsculas e infectas salitas incrustadas en los centros comerciales con las pantallas más pequeñas que las televisiones que se venden en el Carrefour). Uno, ateo y apóstata militante, iba preparado con un arsenal de pañuelos y con su diccionario de sinónimos para despotricar a gusto de los fanáticos cristianos que asesinaron salvajemente a Hipatia. Al final no fue para tanto. Amenábar no ha cargado las tintas en el cruel final de Hipatia, aunque para ello haya optado por un final tan falso como sensiblero. La peli me ha resultado honesta, aunque haya cosas que "chirrían", como veremos después. Primero lo bueno, qué leches, seamos positivos. Impresionante la Alejandría del siglo V, ahí se ha notado la pasta, sí señor. Muy buena la ambientación, con esa lucha tensa e ininterrumpida "a pie de calle" entre las distintas facciones religiosas de la ciudad. Los "mítines" de los fanáticos cristianos, la tenaz resistencia de los paganos y filósofos, los judíos viéndolas venir (y atizando algún que otro mamporro también, todo hay que decirlo), la lucha entre el poder político y religioso... ¿Hipatia? Bueno, Rachel Weisz hace una interpretación fantabulosa, y está guapísima, aunque si nos atenemos a las últimas investigaciones sobre Hipatia quizás Amenábar habría acertado más eligiendo a, por ejemplo, Carmen Maura, dado que se cree que Hipatia murió más o menos a los 60 años de edad. En fin, concesión a la galería. La película no se me hizo larga, a pesar de sus dos horas de duración (creo), y en general muestra bastante fidelidad a la historia de la filósofa (no hace falta recordar como "Gladiator" se pasó la Historia de Roma por el Arco del Triunfo, nunca mejor dicho). ¿Lo peor? Para mi el "triángulo amoroso" entre Hipatia, Orestes y el esclavo Davo (¡qué bonito pareado, sin haberlo preparado!) que además de incierto entiendo que está bastante mal resuelto (¡toma, otro pareado, estoy que me salgo) y chirría por los cuatro costados. Y no entiendo demasiado qué indujo a Amenábar a optar por ese "final de Hipatia" tan sensiblero como falto a la verdad. Davo, nuevamente, sobra. No sé si Amenábar se asustó ante la perspectiva de mostrar una imagen tan espantosa como la del verdadero final de Hipatia, pero a un servidor no le ha gustado nada. Hala, dicho está.

En resumen, una película dignísima, bien ambientada históricamente, aunque con algunas concesiones a la galería (cosa, por otra parte, lógica, si se quiere recuperar el pastón que ha costado, tampoco queremos que a los canis y a las jessis les estalle la cabeza y lo pongan todo perdido de sesos, palomitas y salsa de nachos). Un "peplum" español que ni mucho menos desmerece respecto a otras superproducciones más valoradas por público y crítica. Y, por lo que a mí respecta, un impresionante retrato de los albores de la "piadosa" religión cristiana, de su "tolerancia" y su "respeto por la vida". Aménabar ha dicho que realizando "Agora" se ha confirmado su ateísmo. Igual su película gana algunos adeptos más a la causa. Aunque sólo sea por eso, ¡Salve, Alejandro!

4 comentarios:

  1. Buen comentario sobre la película. A mi en particular, me gustó. Es de las que recomiendo ver en cine, si se puede. El final con el esclavo, que quieres que te diga, supongo que es una licencia del autor, como supongo pasará en otras tantas obras, tanto cinéfilas como literarias. En fin, como he dicho, una película muy recomendable.

    Saludos

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  2. Artista! te ha quedado redondo!!! salud ! ML

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  3. Anónimo5:11 p. m.

    Saludos Andrés. Bien logrado el comentario y perfectamente aderezado con datos útiles sobre la vida de la protagonista. Créeme, también este volveré a releerlo, me parece interesante y además, que da gusto leerte...
    El que te escribe un ateo convencido. Pero aún así no deja de sorprenderme un poco tu odio al cristianismo. Entiéndeme, a mi los curas, me la traen floja, pero creo que en España, hoy por hoy, se nota poco el peso de la iglesia en la vida del común de los mortales. Puestos a odiar, me inclino más por odiar a la religión musulmana, aunque sea políticamente incorrecto, ya sabes, por aquello de la "Alianza de Civilizaciones", que me parece una broma de mal gusto... Pero es que a mi el mundo musulmán, tan teocrático, tan fanatizado él, tan predispuesto a la Yihad en todas sus vertientes... tan machista y homófobo, donde la intolerancia es el aperitivo de todos los días... pues no sé... me da un poco de mal rollo. Por supuesto, no entro en cuestiones de conciencia individual, que cada cual reze a quien coño le ponga...
    Lo mismo si hablamos de los creacionistas de EEUU, tan amigos de Zp, perdona la alusión al presi, pero no he podido evitarlo... Como sabes, estos tíos forman parte de lo más rancio de la "derecha" norteamericana... llevan el puritanismo en sus venas e incluso llegan a impedir que se estudie "El origen de las especies" en las aulas... Todo ello sin hablar de la potentísima influencia que ejercen en la política estadounidense...
    En fin, que si te vas a Asia o a África no creo que encuentres religiones mucho más civilizadas que la Católica...
    Perdona la intromisión. Siento si estoy meando fuera del tiesto... dado que ni siquiera menciono a Ágora, que por cierto, me pareció un poco larga...
    Un abrazo Andrés.

    Nacho

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  4. ... cuantas nostalgias releer esto...
    que te cuides! he dicho! ¿al agua..? besos! ML

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